El principal acto de cultos externo de esta Hermandad es la Estación de Penitencia que, anualmente, hace al Real Convento de Santa Clara de Úbeda en la Madruga del Viernes Santo, con sus Imágenes Titulares de Nuestro Padre Jesús de la Sentencia y María Santísima de las Penas, para meditar y considerar el trance de la Sentencia de Muerte de Nuestro Señor Jesucristo, a la vez que reflexionar sobre los dolores que sufrió Nuestra Madre de las Penas y, como consecuencia, deducir  provechosas enseñanzas para la vida espiritual, logrando el fruto de la santificación deseado.

 

Por otro lado hay que destacar dos actos de cultos externos como son:
• Vía Crucis, con la imagen de Ntro. Señor en su Sentencia, por las calles de la demarcación parroquial.

• Rosario de Candelas, con la imagen de María Stma. de las Penas, por las calles de la
demarcación parroquial.

Y la Madre también llegó. 

Con sumo celo se trató todo lo referente a nuestra Madre. No había prisa, aunque si demasiadas  ganas. Ella, aun sin estar se encontraba entre nosotros. Tan sólo quedaba materializar su imagen para confirmar su presencia física.

La empresa se prometía ardua. La calidad, fuerza, expresividad y belleza de Nuestro Señor en su Sentencia suponía un poco más de complejidad a la búsqueda del imaginero encargado modelar a María Santísima de las Penas. Para esta ocasión la Junta de Gobierno nombró una comisión que se encargara de buscar imaginero y que realizara una intensa labor de investigación y de criba hasta llegar a los posibles candidatos que reunieran las suficientes actitudes y méritos.

Tras meses de intensa labor de búsqueda y filtrado de posibles candidatos, la comisión eligió a varios finalistas que fueron presentados con sendos expedientes con el curriculum, obras de mayor relevancia, reconocimientos, etc. Los nombres propuestos eran, entro otros: Luis Álvarez Duarte y Francisco Romero Zafra.

De nuevo, Álvarez Duarte asomaba en el proceso de selección para un titular de la hermandad. Permanece en mi recuerdo aquella tarde de sábado en la que el Cabildo de Oficiales debía pronunciarse por uno u otro candidato. Tras el primer descarte quedaron dos finalistas cuyas fuerzas estaban muy igualadas y la Junta de Gobierno se encontraba dividida a partes iguales. Cualquiera que fuera elegido era un gran merecedor de tal designación. Y tras las varias votaciones que se sucedieron la balanza se declinó a favor de Romero Zafra. Algo que fortaleció aquella difícil decisión fue que una vez elegido el imaginero la parte de la Junta de Gobierno que optaba por el otro candidato cerró filas ante el elegido, lección que nos sirvió como ejemple de unidad. Como anécdota y si la memoria no me falla, era un 1 de noviembre y esa misma tarde la Casa Real anunciaba el compromiso de los actuales Reyes de España.

 

Fue el día del Bautizo del Señor, domingo siguiente a Epifanía, 11 de enero de 2004 cuando en Córdoba se firmaba el contrato de hechura de María Santísima de las Penas. En aquel acto se le entregó a Romero Zafra un cuadro con la imagen de Nuestro Señor en su Sentencia para que inspirara al imaginero en el modelado de la Madre que habría de acompañarlo en su caminar cada Santa Madrugá.

El 17 de abril de 2005 conocíamos la efigie de la Reina de Santa Teresa, en barro policromado. En el corazón de aquel nutrido grupo de ilusionados hermanos de la Sentencia, nació la devoción y casi una primera plegaria. El entusiasmo crecía por momentos. Ella era un poco más real y más cercana. El 22 de julio veíamos por primera vez la imagen en madera, con la policromía aun sin terminar y con tímido velo que cubría su pelo.

El 3 de septiembre de ese mismo año, María Santísima de las Penas era presentada totalmente acabada. Tras unos instantes de euforia contenida e ilusión contagiosa la imagen salió con destino a Úbeda. Desde este día hasta el 15 de octubre, día previo a la bendición, María de las Penas se hizo una monjita más y permaneció en la paz monacal del Real Monasterio de Santa Clara. Allí acompañó a nuestras hermanas espirituales en el coro alto, ataviada con un hábito similar al de las religiosas. Vino a cubrir el hueco de quien tuvo el privilegio de conocerla antes que nadie en Úbeda y que llevó en su viaje eterno una fotografía inédita de nuestra Madre. Sor Magdalena no pudo esperar a su llegada y quiso dejarle su espacio, contemplándola desde el coro eterno del cielo, donde cuida de su hermandad.

Amaneció como la reina que es aquella mañana de octubre. El mes dedicado al Santo Rosario, conoció a la Reina y Señora de Santa Teresa.

    

AUTOR: Pedro Ángel López Barella

 

Una corazonada que hoy es devoción: Jesús Sentenciado.


«Tengo una corazonada». Con esta frase Francisco Javier Murciano Fuentes se disponía a entrar al estudio de la calle Pureza de un casi desconocido José Antonio Navarro Arteaga, aquella tarde calurosa y pegajosa de mediados de agosto de 1995.


Horas antes habíamos llegado en un Seat 127 a la capital Hispalense, cargados de ilusión y sueños, Fran, José María Murciano, Antonio Moyar y el que escribe. Aquel viaje marcaría un antes y un después en la cuestionada y dudosa empresa que suponía para muchos la fundación de una nueva cofradía.
Las citas previstas con Antonio Dubé de Luque por la mañana y Luis Álvarez Duarte por la tarde, parecían ser las firmes candidatas a convertirse en las opciones decisivas. Así que, para «rellenar» las horas entre una y otra recurrimos a la opción más eficaz de aquel momento: las páginas amarillas. Y en ellas, en el apartado imagineros, fuimos recopilando uno a uno los nombres de posibles visitas complementarias. Así pues, uno tras otro fuimos llamándolos y ubicándolos para confeccionar una peregrinación por las asfixiantes calles sevillanas.


Hubo una llamada que me desconcertó. El artista que descolgaba el teléfono aclaraba que hacía imágenes pero en miniatura y de barro y sentía no poder atender nuestra búsqueda, pero antes de colgar dijo conocer a un muchacho que tenía mucha proyección. Un tal Navarro Arteaga que tenía el taller en Triana, en la calle Pureza, casi enfrente a la Capilla de los Marineros. Y desde una cabina, que ya no existe en la plaza del Duque de la Victoria, hice la llamada a ese imaginero del que conseguimos su contacto por azar.


Y tras las visitas de la mañana, inauguradas con Dubé de Luque, llegamos a la tarde con cierto desaliento y pesar. Pero la calle Pureza nos aguardaba con ganas de pellizcar nuestro ánimo e ilusión. Llegamos para ver a otro imaginero. En aquel punto de la calle Pureza encontramos sin saberlo dos referentes para nuestra hermandad puesto que antes de subir a conocer a Navarro Arteaga, nos asomamos a un pequeño y sencillo taller de orfebrería. Sin saberlo estábamos ante el que sería el diseñador y orfebre del paso de palio de María Santísima de las Penas: Orfebrería Triana. Caprichos del destino.
Tras visitar al joven imaginero que se encontraba ante la hechura de un imponente crucificado (Pasión y Muerte), algo surgió en aquella delegación que tenía el encargo de buscar al imaginero de Nuestro Señor en su Sentencia. Aquella premonición de Fran en la puerta del estudio antes de entrar, y que me confesó con cierto asombro, se vio confirmada por el resto al abandonar el taller.


Nos quedaba visitar en Gines a Álvarez Duarte. Allí que fuimos. Resultaba emocionante visitar a tan prestigioso imaginero que nombra a su vivienda con el nombre de Guadalupe.


Reunidos con el resto de miembros de aquel grupo fundador la decisión corroboró nuestro presagio y el 8 de diciembre, festividad del dogma de la Inmaculada Concepción, se firmaba el contrato de hechura del Señor de la Sentencia en el taller de José Antonio Navarro Arteaga.
Inolvidables e innumerables viajes se sucedieron para presenciar como comenzaba a ser una realidad primero en barro luego en madera la efigie de Nuestro Señor en su Sentencia. Fuimos testigos de excepción de todo el proceso hasta que el 19 de septiembre de 1998, a las 23:07 de la noche entraba en Santa Teresa envuelto en una sábana y portado por aquellos jóvenes fundadores.


Cada uno de aquellos viajes suponía una renovación de nuestro compromiso, ilusión y aliento, que en muchas ocasiones se encontraba mermado por los continuos avatares que nos acompañaron en nuestro largo y desalentador proceso fundacional. Los viajes de vuelta eran sostenidos por la alegría y la esperanza que nos daba ver como poco a poco cobraba «vida» aquella impresionante obra de Jesús maniatado, paciente y humilde, esperando la sentencia dictada por Pilato quien más tarde, junto al resto de imágenes del misterio, también saldría del estudio de Navarro Arteaga.
Aquella corazonada hoy se ha convertido en devoción milagrosa, misericordiosa, caritativa, de paz, silencio y oración. Y cada madrugá inunda con su Humildad, Mansedumbre, Ternura y Paciencia nuestro Camino, Verdad y Vida.


 
AUTOR: Pedro Ángel López Barella

 

 Ser cristianos significa pertenecer a Cristo, y Cristo se hace presente en el Sacramento de la Eucaristía, en Jesús Sacramentado.
Según el Santo Padre Francisco "La Eucaristía no es un mero recuerdo de algunos dichos y hechos de Jesús. Es obra y don de Cristo que sale a nuestro encuentro y nos alimenta con su Palabra y su vida".

 

 El culto a Jesús Sacramentado, a través de la Sagrada Eucaristía y de los propios que realiza nuestra Hermandad a lo largo del año, dan sentido y profundidad a nuestra razón de ser cristianos. Es más, la Eucaristía es la fuente, el alimento que nos sustenta en nuestro peregrinar terreno. En este sentido afirmaba el añorado Papa, hoy santo, San Juan Pablo II “La Eucaristía es el centro de la vida parroquial… y está en el centro de la vida cristiana”.

El Santo Padre Benedicto, siendo Cardenal, profundizaba diciendo que “Dios nos espera en Jesucristo, presente en el santo sacramento. ¡No le hagamos esperar en vano! No pasemos de largo... Tomémonos algún tiempo durante la semana, entremos al pasar y permanezcamos un momento ante el Señor que está tan cerca. Nuestras iglesias no deberían ser durante el día casas muertas, que están ahí vacías y, aparentemente, sin ninguna finalidad. Siempre sale de dentro de ellas una invitación de Jesucristo. Lo más hermoso de las iglesias católicas es, justamente, que en ellas siempre hay liturgia, porque en ellas siempre permanece la presencia eucarística del Señor.”
Es por este motivo que el Santísimo Sacramento no es sino el principal Titular de la Hermandad Franciscana y Cofradía de Nazarenos de Nuestro señor en su sentencia y María Santísima de las Penas. Es Dios, Jesús Mismo, Quien se hace presente en Su Divina Majestad.
Alabado sea el Santísimo Sacramento del Altar

 

 

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Virgen María  Santísima de las Penas, llena de belleza y hermosura, modelo admirable de fidelidad Tu eres la madre del Señor, Jesús de mis amores. Tú que lo cuidaste en su infancia y juventud y lo acompañaste hasta el calvario, ayúdame, Madre Mía, A caminar siempre pegado a Ti con mi “faja” y mi “costal” , marcando senderos de Fe, Esperanza y Caridad  Amen

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